
Pandemia y Política
Elecciones Presidenciales de 1833
Texto : Arturo Villalpando
Los comicios de ese año formalizaron un vuelco que profundizó el encono social. El partido aristocrático, luego de una exitosa rebelión armada, entregó el poder en manos de Anastasio Bustamante a una coalición del llamado partido popular que en ese momento presidía Antonio López de Santana, quien asumió la Presidencia de la República en la persona de Valentín Gómez Farías, su vicepresidente.
En abril de 1833 Gómez Farias arribó al poder. Cinco meses más tarde estallaron en la capital del país los primeros casos de cólera, epidemia que provenía de Europa y que sumaba varios meses de causar estragos en población del Golfo de México.
La situación era imposible. Desde 1821, consumación de la Independencia, venían dándose desavenencias que inexorablemente terminaban en asonadas militares y en la caída de los gobiernos. Tal ingobernabilidad deterioró la economía, seguido de los estragos por las purgas políticas, como aquella que derivó en la expulsión de los españoles. La fuga de capitales fue inevitable al ser los principales propietarios de la época.
La dupla Santa Anna-Gómez Farías era de lo más extraño, y en el poder el vicepresidente impulsó un programa de reforma que afectaba los interés de la Iglesia, entonces un factor de poder tan importante como el ejército.
La confrontación entre reformadores y clericales alcanzó extremos inauditos, mientras que el cólera imparable sumaba víctimas mortales. Crónicas de la época hablan de un fallecimiento por cada diez personas sin que hubiera medio de paliar el azote.
El gobierno presionaba por obtener préstamos que le permitieran aliviar la situación. El clero sostenía que la cruda epidemia era un castigo divino por culpa de Gómez “Furias”. Entonces los militares, dirigidos por el caudillo, regresaron a los viejos privilegios, mientras que la muerte asolaba las calles sin que se detuviera el encono.