El Conflicto de Clases

Elecciones Presidenciales de 1828

Texto : Arturo Villalpando

La segunda elección presidencial del México independiente trascurrió bajo un agudo conflicto de clases, donde los segmentos acomodados veían con terror que un miembro de los estratos populares pudiera hacerse del poder.

El juego político de aquellos días transcurría en manos de las logias masónicas, hoy partidos políticos. De un lado pululaba la logia o partido escocés, pro europeo, monárquico y centralista, y en la contraparte aparecía la logia o partido yorkino, pronorteamericano, republicano y federalista, y a mitad del espectro había grupos moderados que se hacían llamar imparciales.

Las elecciones legislativas de medio término, acontecidas a mediados de 1826, desataron la fiebre electoral. La circulación de periódicos, folletos y hojas volante, dieron cuenta de las bondades de los aspirantes, quienes en su mayoría ya habían buscado el poder cuatro años atrás. Vicente Guerrero, Manuel Gómez Pedraza, Nicolás Bravo, Anastasio Bustamante, Lorenzo de Zavala, José Ignacio Esteva y Valentín Gómez Farías, fueron los personajes mencionados con más insistencia.

El partido yorkino era la fuerza dominante. Su posición de privilegio le apuntaba un triunfo asegurado. Con ello, el partido escocés rompió con el orden legal y patrocinó una sonada encabezada por Nicolás Bravo, quien luego de perder dejó el juego electoral con todo y su facción política.

El triunfo militar ratificó la preeminencia yorkina y de su general victorioso, Vicente Guerrero, pero su persona era muy cuestionada. Le denostaban su origen mulato, la dolencia de una educación formal, y sobre todo estaba el estigma de ser un instrumento del embajador estadounidense Poinsett. Así, los temerosos al radicalismo fueron acercándose a Manuel Gómez Pedraza, también militar independentista, pero con un perfil más aceptable para las clases acomodadas.

El resultado sorpresivamente favoreció a Gómez Pedraza. Entonces, los yorkinos inconformes decidieron emprender una intensa movilización popular que obligó al ganador a declinar su triunfo, llevando al país a una crisis que por largos años hizo inalcanzable la estabilidad.