Crisis y Pandemia

Las elecciones intermedias de 2009

Texto : Arturo Villalpando

A finales de abril de 2009 el titular de la Secretaría de Salud, José Ángel Córdova Montoya, habló de la identificación de algunos casos que podrían suscitar una epidemia. Era la influenza A(H1N1).

De ese aviso, bajo los estragos de la crisis económica y previo a los comicios legislativos de medio sexenio, apareció la posibilidad de enfrentar una crisis sanitaria de graves afectaciones.

En un primer momento fueron evidentes las similitudes de México con el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), que en 2002 y 2003 afectó a países del este asiático, particularmente Hong Kong y Singapur. De tal experiencia se supo que era inevitable decretar un paro nacional, y que las primeras afectaciones vendrían de acciones individuales que buscan protegerse.

De no anticipar un proceso de pánico que llevase a la gente a realizar compras masivas, sería mayor la pérdida, ya que también estaban los daños a sectores productivos como el turismo y la aviación.

Los primeros casos fueron detectados en el estado de Veracruz. Un mes después la enfermedad ya tenía presencia en parte del territorio nacional, Estados Unidos y Canadá.

De inicio se pensó en una temporada de gripe tardía, pero las primeras defunciones mostraron que el virus era una cepa de H1N1 con material genético de una cepa aviaria, dos cepas porcinas y una humana que habían sufrido una mutación que permitió dar el salto entre especies, de cerdo a humano, para más tarde provocar la infección entre personas.

La velocidad de contagio obligó el 29 de abril a reconocer la existencia de una pandemia bajo una crisis económica que llevó al PIB a tener un retroceso de seis puntos porcentuales, similar a la grave crisis de 1995.

De tal circunstancia debió decretarse la suspensión de todas las actividades públicas, salvo las prioritarias, del 1 al 5 de mayo. Además, mediante mensaje en cadena nacional, se pidió a la población no salir de sus domicilios para frenar los contagios y las defunciones.

Para el 2010, concluida la crisis sanitaria, había un estimado de más de 72 mil contagios y 1,032 fallecimientos.

Entre crisis y pandemia hubo poco espacio para el juego electoral. Apenas mes y medio de disputa partidaria.

El presidente Calderón tenía el reto de alcanzar la mayoría en la Cámara de Diputados para impulsar en la segunda parte del sexenio el paquete de reformas que exigía su ideario político. No lo consiguió y la siguiente legislatura transitó con pocas iniciativas del Ejecutivo.

El PAN, fuerza política en el poder, tuvo rendimientos muy por debajo de lo obtenido en la elección federal anterior. De haber logrado en 2006 la primera minoría con 206 diputados, para el 2009 apenas sumó 147 legisladores. Era un claro castigo de los electores a los panistas.

El gran ganador de la jornada fue el PRI. Su bancada creció al punto de quedarse con la primera minoría, y sumando sus legisladores a los proporcionados por su alianza al PVEM, resultaba que tenía una cómoda mayoría para determinar la agenda en la Cámara de Diputados. Los priistas tenían la posibilidad de recuperar el poder en la siguiente elección.

Volumen 5 proximamente.